
Una historia
A Anny Brice no le faltan anécdotas. Después de haber trabajado en la bolsa y luego en la industria del automóvil, Annie se lanzó en 1989 en la apertura de un negocio especializado en Fórmula 1. Apasionada por la primera hora, Annie veía pasar a los pilotos. Desde Jean Alesi a Patrick Tambay pasando por Sebastien Loeb, todo el mundo va y viene a este templo de la F1. Su pared cubierta con fotos de recuerdo da testimonio de ello. Solo Enzo Ferrari no era fanático de la cámara: "Nunca quiso una foto porque dijo que no era Sophia Loren", dice ella.